sábado, 6 de octubre de 2007

La sombra del viento


Me esperaba. Llevaba un tiempo escondido esperando a abrirme las puertas de su cementerio, de su intriga, de su fantasía. Entras y no puedes salir, sueñas maravillado con continuar y sigues soñando para que nunca acabe. Te autoreflejas en el mismo reluz y despiertas entre las mismas brumas que nublan cada distino y difuminado amanecer.

Estoy empezando a vivir.

Hoy ha sido ella la que ha parado el tiempo para mí, lo ha detenido entre caricias. Y lo recondujo hace un par de semanas cuando una frase salió centelleando de sus labios, fue algo así como el reencuentro con una sombra barcelonesa que siempre estuve .Un nombre sin identidad convertido en diablo. Un libro que enciende las llamas de la lectura.

La sombra del viento

Sigo estancado entre algún punto de cada párrafo escrito con la pluma de Victor Hugo, escucho un piano de fondo y llamo de portón en portón tres veces sin dudar. Equivoco calles con tal de perderme en las ramblas y sigo sin encontrar aquella bibloteca, ni aquel cementerio. Ya no puedo salir, su historia me persigue y me dejo alcanzar. Ansio un continuará, pero aunque algo tarde, yo ya he encontrado el primer libro, ese que nunca has de soltar, el que me pertenece.

miércoles, 11 de julio de 2007

El tesoro que nunca olvidé


Si quieres, te contaré leyenda de un joven que soñó tal día como ayer con un tesoro perdido. Se lavó las manos, hundió sus párpados en miel transparente y volvió a buscar el preciado cofre donde creyó esconder la respuesta del sueño. Yo, podría relatarte la historia más bella del mundo en la que ese joven y su madrugada perdían noches relatándose cuentos sobre cómo llegar a encontrar ese cofre, pero no valdría de nada si su tesoro más preciado no pudiera abrirse. Podría relatar sueños, podría enmascarar las ilusiones en oasis de recuerdos, podría iluminar las noches con la lluvia… y él seguiría luchando por encontrar una llave imposible que quizás yo le tengo escondida. Pero la búsqueda y la lucha se la dejo a él. Seguro que sabe cómo llegar a lo más profundo del amanecer sin contarle ninguno de sus secretos a la madrugada. Y Yo, privilegiado de mí,….si ella quisiese, yo podría contárselo. Podría y puedo, pero él, que aunque no me conoce me respeta, no me lo perdonaría.

Sin conocer yo el por qué, días después el joven despertó dentro de sí buscando explicaciones a mis palabras. Buscaba la respuesta del enigma oculto que ni yo mismo podría solucionarle. Ya sabe que Yo tengo la llave. Pero incluso mis sueños me dicen que la esconda. Me pierdo, escribo y sigo perdido. Confundo sus sueños con los míos y confundo la pluma con la llave de su cuento y, sin pensar, le regalo las llaves. Por lo visto, se las he colocado bajo la almohada pero él no lo sabe y vuelve a dormir saciado por su última conversación con su amada madrugada. Sin borrar páginas ni almohadas y sin desvelar secretos sobre la llave deseada, continué sobrevolando sin alas en esta historia. Y él, que a mí si me hablaba, olvidó una noche dormir para despertarme de su cama; me devolvió las llaves, me devolvió el tesoro y se quedó en la playa. Y tumbado en su hamaca, esperó amanecer para decirme “gracias”, para explicarme que seguiría soñando si en cada verso de mi prosa le seguía regalando nuestras madrugadas.

jueves, 5 de julio de 2007




Me pregunto si vienes, te pregunto si vas y en el vaivén que recorremos siempre pierdo la respuesta. Sumo madrugadas entre lienzos sin paisajes mientras busco el silencio entre tus restos. Sigo en tu cama. Desnudo de dolor, busco arroparme en tu manto, pero me escondes la mirada. Perdido entre tus sábanas, sentí tu aliento taciturno entre mi pecho y volví a olvidar aquel rincón por donde te buscaba.


Suena un piano. Suenas en mi mente. Me encierro para olvidar tus tonterias y no puedo siquiera olvidar la forma en la que me las decías. Recorro palmo a palmo cada resquicio de mi mente para encontrarte finalmente en tu rincón. Pero sigo sin ver tu sonrisa, aunque al imaginármela suena la misma melodía que narraba las teclas del piano.


Enamórate del aire, invéntate una brisa que nunca hayas respirado, imagínate desnudo entre sus estrellas y tus cabellos mojados por la tinta de un soplido, de su suave soplido. Aquel que cada noche me atrae a la aventura de recordar si lo que escucho es real o está descrito en un cuadro que no dejo de mirar. Tonos púrpuras y grises, rojizos áridos y secos, enfermos de color. Todos desdibujan tu discontinua forma y al mismo tiempo rozan la magia con la que tocas estrellas, cielo y tierra..............................fulminada, te reunes a descansar conmigo sobre la Nada, que siempre nos acompaña hasta la orilla del mar donde algún día espero volverte a besar. Donde algún día, espero volverte a encontrar mientras, retocando mi mente, reconstruyo recuerdos de un presente que ansio volver a tomar. No olvido tus caricias, no olvides tu mis gestos, ya guardo yo tus cartas si esperas TÚ mis besos.

miércoles, 20 de junio de 2007


Sentado y pensando, de pie y buscando una razón para escribir sin pensar ni dejarte de lado. Salgo a buscarte, busco encontrarte. Guardo en mil colores una paleta de sueños por inventar para colorear la realidad. Me diluyo entre aturdidas quimeras que oscurecen toda imagen que resuena en mi cabeza. Sólo quiero explicarte qué se siente al ver una madrugada, porque mantuve el recuerdo, pero lo olvidé mientras la miraba. Estabámos solos. Yo y ella. Le confié mis silencios entre lágrimas saladas. Supo entenderme y ¡no imaginas cómo me miraba!. Alargó su brisa hasta encontrarme entre la Nada y me ganó la batalla, porque olvidé que ella era brisa envuelta en su madrugada y agarrándola con mi mirada, la besé sin decirle nada. (No sigas o no acabas).
Ahora me tiene encerrado en su cascada y no me deja decir más que absurdas palabras. Y aunque sigo perdido, con ella sufro mientras guardo los secretos que la aguardan. Controla mis sueños y mi alma, olvida que fui su compañero cada instante previo al alba y no me deja ni mirarla. Sueño y no quiero despertarme, me mantengo en mis sencillas palabras ya que ellas me mantienen entre llamas. Ni sé ni quiero despertarme. Quiero continuar, saber si todo acaba, si empezará cuando despierte o si volveré a verla cara a cara (mientras me dijiste que "te quedabas").

domingo, 17 de junio de 2007


¿Por qué me encierras? Me encuentro evadido de toda realidad. Me has quitado los sentidos para dejarme sin vida. Sólo me dejas escribir y yo sólo quiero verte. No me dices donde estoy ni donde encontrarte. La mirada descolorida no me da pistas y no me abres siquiera un resquicio del sueño para llorar en la realidad que busco. Desenfocados mis sentidos hacia recuerdos perdidos, busco palabras que resuenen más alla de mi locura. No tengo vida, ni llanto, ni sonrisa, ni un espejo donde recordar tantas miradas prohibidas que supuse que me entregaste algún día. Sin soledad a la que preguntarle, sin horizonte donde mirar, sin silencios que encontrar....
...pero me quedan las madrugadas. Allí no podrás encontrarme. Podrás entrar en mí para invadir lo que ya no existe, podrás robarme cada sueño en el que te desnudaba, podrás controlar cada caricia que ya no puedo darte, pero me quedan las madrugadas. Aquellas en las que seguro estábamos juntos. Aquellas que inventaré para que volvamos a ser uno. Aunque no recuerde ni el olor caído de tus cabellos, te inventaré para que, despierto, sueñe contigo una vez más entre cada susurro escrito que voy a regalarte.