miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ofrenda nocturna a la soledad

Breve ofrenda nocturna a la soledad.

Algo de pasta de dientes con sueños. Siempre saben a fresas. Rancias.

Inspiro algo de humo tras la ventana cerrada. Descanso bajo mis párpados con dos guantes deshilachados, negros, sucios, viejos, rotos.

Leí hace poco que alguien era feliz al meterse en la cama, al arroparse, al sentirse cálido.

Esa soledad que se encuentra en una cama al deslizarse entre las sábanas sólo dura unos segundos en un día como hoy.

Prefiero dormir y no pensar en el resto de días, en los que escucho música para olvidar y pensar en cómo despertaré.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Bla...bal



Necesitaba respirar algo después de nueve días ensimismado entre pantallas, silencios, chirridos.

Busco algo de libertad encerrada en cajón, sin llave, a las 12 de la mañana, sí, café sin leche por favor.

Pues eso, algo de aire. Escribo sin más, sin borrar una sola palabra, ni una coma.

Escribo, luego, publico. Ni pienso. Ni quiero. Duermo.