miércoles, 20 de junio de 2007


Sentado y pensando, de pie y buscando una razón para escribir sin pensar ni dejarte de lado. Salgo a buscarte, busco encontrarte. Guardo en mil colores una paleta de sueños por inventar para colorear la realidad. Me diluyo entre aturdidas quimeras que oscurecen toda imagen que resuena en mi cabeza. Sólo quiero explicarte qué se siente al ver una madrugada, porque mantuve el recuerdo, pero lo olvidé mientras la miraba. Estabámos solos. Yo y ella. Le confié mis silencios entre lágrimas saladas. Supo entenderme y ¡no imaginas cómo me miraba!. Alargó su brisa hasta encontrarme entre la Nada y me ganó la batalla, porque olvidé que ella era brisa envuelta en su madrugada y agarrándola con mi mirada, la besé sin decirle nada. (No sigas o no acabas).
Ahora me tiene encerrado en su cascada y no me deja decir más que absurdas palabras. Y aunque sigo perdido, con ella sufro mientras guardo los secretos que la aguardan. Controla mis sueños y mi alma, olvida que fui su compañero cada instante previo al alba y no me deja ni mirarla. Sueño y no quiero despertarme, me mantengo en mis sencillas palabras ya que ellas me mantienen entre llamas. Ni sé ni quiero despertarme. Quiero continuar, saber si todo acaba, si empezará cuando despierte o si volveré a verla cara a cara (mientras me dijiste que "te quedabas").

domingo, 17 de junio de 2007


¿Por qué me encierras? Me encuentro evadido de toda realidad. Me has quitado los sentidos para dejarme sin vida. Sólo me dejas escribir y yo sólo quiero verte. No me dices donde estoy ni donde encontrarte. La mirada descolorida no me da pistas y no me abres siquiera un resquicio del sueño para llorar en la realidad que busco. Desenfocados mis sentidos hacia recuerdos perdidos, busco palabras que resuenen más alla de mi locura. No tengo vida, ni llanto, ni sonrisa, ni un espejo donde recordar tantas miradas prohibidas que supuse que me entregaste algún día. Sin soledad a la que preguntarle, sin horizonte donde mirar, sin silencios que encontrar....
...pero me quedan las madrugadas. Allí no podrás encontrarme. Podrás entrar en mí para invadir lo que ya no existe, podrás robarme cada sueño en el que te desnudaba, podrás controlar cada caricia que ya no puedo darte, pero me quedan las madrugadas. Aquellas en las que seguro estábamos juntos. Aquellas que inventaré para que volvamos a ser uno. Aunque no recuerde ni el olor caído de tus cabellos, te inventaré para que, despierto, sueñe contigo una vez más entre cada susurro escrito que voy a regalarte.