Librando una batalla conmigo mismo.
Como siempre, termino cara a cara con las madrugadas y no sé qué decirle.
Mis fuerzas se debilitan, se desvanecen alejándose del frío.
He llegado al punto en el que necesito dequear constantemente.
Estoy algo perdido por las noches, lo reconozco, necesito que la almohada me aporte algo más.
Viernes que me sabe a poco, que me nubla, que me quita fuerzas frente al ordenador.
Recuerdo cada instante de esa noche eterna en la que una banda sonora me acompañaba, a mi y a esos dos protagonitas, a su luna...
Mi cuerpo me pide creer en el autoconvencimiento de estar obligado a hacer algo.
El placer han sido 6 capítulos de Los Soprano. Algo cambia.
Naia, sigues en mi cabeza. Tendré que continuar ese relato alguna fatídica noche navideña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario