Acordes infinitos que se desplazan hacia el infierno. Desbocado, me debilito con cada nota.
Los párpados se concentran, luchan por resguardarse del calor, sufren, lloran calidamente entre centelleantes ordas de lujuria.
Salto al vacío. Sonrío.
La luz me amenaza con cegarme una y otra vez, pero acierto a despertar bajo esos mismos párpados que me dieron la vida. Ahora sí, luz en la oscuridad, vida desde el inframundo. Caos. Tú.
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