martes, 20 de julio de 2010

Mi espejo y mi ciudad.

Qué tendrá mi ciudad.

Algo me dice que puedo sentarme en cualquiera de sus esquinas y sentir que estaré eternamente atrapado por su encanto. El imán que desprende y mis ganas de salir adelante bajo sus murallas hacen que la conjunción de ambas cosas provoquen tremendos destrozos en mi cabeza.

No todos positivos, pero prefiero pensar en que cualquier muro temblará ante lo que llevo conmigo. Sin saber exactamente cómo reconstruiré todo lo que aparecerá ante mí, el verano será diferente. Ya lo está siendo.

Se jugar con los espacios vacíos, me muevo bien y se ocuparlos con la certeza necesaria como para no autodestruirme. Hasta ahí controlo mis movimientos.

La inclusión de nuevas ideas es lo que me desatina. Portugal está a la vuelta de la esquina y me muevo por sus ilusiones. Un fin de semana con un colofón final.

What i am gonna do.

Seguir adelante, pasear diariamente junto a las sombras que conviven conmigo, y digo bien fuerte, SOMBRAS QUE PREFIEREN SEGUIR MUDAS Y COHABITAR CON LA MENTIRA A RECONOCER SUS FALLOS.

Prefiero centrarme en mis propios ojos y en el reflejo que tendrán en unos días, porque el escudo ha desaparecido y gracias a ello, sabré qué mirada buscar cada segundo. Olvidaré las historias de los ojos anónimos que se pierden diariamente en mi ciudad para centrarme en ella y en todo lo que me regale.

Brilla.

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