Horas y horas tras un teclado, escondido, escribiendo, sorteando los rayos del sol para esconderme bajo el imaginario brillo de mi luna.
Viaja conmigo y abandona el día.
Llamo madrugadas a aquel sofá eterno que me susurra noche tras noche para mantenerme despierto. Los personajes de Murakami recorren mi mente, Sí, otra vez.
Dejo brillar al sol para entender así la sonrisa que recorre mis músculos cada mañana. Aparto el pesimismo para encontrar la felicidad. Sigo buscando. Demasiadas sensaciones, nada concreto.
1 comentario:
Luna... siempre la prefiero al sol. Será que desvela secretos que queremos ocultar.
Un besazo! :)
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