Una voz se rinde ante mil miradas. Esos cascos blancos y amarillos pierden a cualquiera. Maldigo cada mirada escondida en ese autobus. Este, ese, aquel.
Es todo a lo que me aferro, cosas que se van para no volver. El desconocimiento me atrae, me grita, me llama...hasta que le cuelgo para centrarme en mis pasos.
Todo se cae. Sonrío bajo una mueca incorregible.
Sigo caminando hacia la nada. A ver si llego ya, joder.
1 comentario:
Deseas llegar a un lugar sin saber a dónde ir. Curioso ¿no? Sigue caminando, tal vez encuentres tu sitio :) ¿hacia dónde? pues... déjate llevar.
¡Besitos!
Publicar un comentario