martes, 29 de junio de 2010

OMG

Recupero el aliento.

Antes de disfrutar debo pasar por la curva del viernes, pero ningún escalón truncará el resto del fin de semana. Déjame jugar contigo, Tribunal Constitucional. Tampoco los dardos que aunque siguen en mi espalda(¿acaso dejo de pensar en ellos?), están muy lejos del centro de la diana.

A pesar de que el propio viernes se congestiona de visitas y quedadas, mi paseo en solitario con la naturaleza y la música sigue en pie. Escapar del aislamiento de los exámenes con mi propia huida. Sin esconderme, sin escapar, sin cruzar más pensamientos que el de meterme en la cabeza de cada persona a la que mire fijamente a los ojos en el trascurso de los miles de paso que me llevarán al círculo blanco dibujado sobre el fondo blanco. Al fin.

Miro, provoco, reinvento tu propio mundo al chocar 2 segundos con tu mirada. Y pasas de largo. Unas veces miras, otras sabes que quieres mirar y no lo haces. Otras, eres un descocido más que no me llama la atención. En la mayoría de los casos, nunca voy a conocerte.

Si pudiera conservar esas miradas.

Me gustaría pasear hasta recaer en la idea de que prefiero olvidar que llego a profundizar en tantas. Demasiada intensidad para tal fugacidad.

Karolo sabe mantenerse ante las miradas que le rodean, con las que le miran fijamente diariamente, con las que comienzan a hacerlo, con las que miran de reojo, con las que siguen mirándo a pesar de los pesares, con las que me miran sin conocerme...hoy, me quedo con esos instantes eternos que nunca sabría definir.

Todo hasta que pueda guardarlo como si de una esencia se tratase, para abastecerme diariamente de su fugacidad, de su belleza, de su propia historia inventada, de sus gustos, de su vida imaginaria, de sus problemas, de su..de ti, desconocido. Ven.

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