Montar en bici sigue siendo uno de mis retos, pero cada vez que pienso en mantenerle la mirada a alguien un día completo, se me hace eterno, cual noche interminable a la luz de la luna, los cubatas o la simpleza de una plaza sevillana. Todo gira alrededor del número 24.
El número se subestima a sí mismo hasta sumar 6 y llegar a 30, pero no sabe con quién está jugando.
Lo raro se convierte en extraño y sigue cohabitando conmigo y con un golpe seco. Me quito la venda, te tapo los ojos, y sigo caminando. Así podremos charlar un rato.
Y la noche será tan larga que la música no dejará que escuche mis propios susurros.
Sí, estoy nervioso y lo estaré hasta que el 24...espera, 26, mejor el 26. Sí, Portugal me espera hasta entonces. I need to find my life.
2 comentarios:
Playa libre con toallas!
Malvado septiembre entre olas y miradas eternas.
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