Miento al escribir e imagino que cierro una puerta.
Uno, dos, cero. Otro segundo más y mi cabeza estallaría recordando todo aquello que dejé atrás. El pomo parecía imposible de abrir con los ojos cerrados. Llegué al cero y volví a empezar.
Paré el tiempo en mi cabeza e improvisé una melodía.
Siempre luchando contra ese maldito piano. Cero, cero, cero.
Cambio de instrumento. Cuerda. Abismo. Soledad. Incertidumbre.
Tranquilidad.
El vacío me ayuda a comprender que me agrada mentir.
¿cómo entonces seguir escribiendo?
Miento. Y me encanta hacerlo.
2 comentarios:
he llorado con esa canción..
El 0 a veces es sinónimo de una nueva oportunidad :)
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