Pienso en chorradas constantemente y la seriedad se aleja de mis primeros párrafos. Odio hacer la cama y me reafirmo en que no tiene sentido, nadie me bajará del carro.
"Dámelo y haré algo"
Eso mismo que un día un filósofo majolense balbuceó, hoy se convierte en mi lema vital. El problema es encontrar esa determinación para encontrar el significado del algo. Con el paso de los días la mente jugará un poco conmigo hasta dar con la solución, pero hasta entonces destrozaré mi propia voz contra la pared hasta que me escuche.
La armadura está destrozada, pero aguanta gracias a las millones de notas musicales. Quizás el escudo deberían ser los sentimientos. Stop.
Los sueños siguen jugando conmigo, los recuerdos se mezclan con vivencias irrelevantes que no tiene nada que decirme, pero siguen apareciendo para decirme algo. Sí, todos hemos tenido 9 años, ¿cierto? Al menos el tetris ha dejado de aparecer.
Escribo sin nada en la cabeza, sin pensar en lo que siento en cada instante, porque podría destrozarme a mí mismo si así lo hago. Blanco, cuadrado blanco sobre una pantalla blanca.
El ayer me llama sin fuerzas para darme una salida.
Las palabras se atropellan sin sentido y parece que el silencio me provoca más dolor del que creía sentir. Quizás necesito la indiferencia para seguir adelante.
Mañana será otro día más, pero no las mismas canciones, ni la misma voz, ni el mismo tono. Diferente peinado, diferente pie con el que levantarme, otra camisa, otra sonrisa, otro partido del Mundial, otra comida, otras ganas con las que comerme un mundo que se me antoja demasiado grande como para luchar sólo.
La radio se suma a mi impulso diario ser ese algo con lo que formar una masa uniforme y salir adelante. Un juguete propio que nadie podrá tocar. Ni yo mismo sé si puedo cambiar el sino de lo que estoy creando.
Cuando crees que puede ser un gran día, no lo es. Despiertas feliz y terminas con la misma sonrisa con la que amaneciste, pero no recaes en que los malos momentos, por segundos que fueran, se van repitiendo en tu futuro más cercano. Otra vez no.
El eco se repite, me sigue pidiendo lo mismo con las palabras que le susurré ayer en el preludio del sueño. Mañana parece imposible, sigo sintiendo que todo avanza y que al mismo tiempo sigue maltratado por el espacio-tiempo en algún pensamiento que sigue perdido en algún pozo.
Cuadrado negro sobre fondo negro. Punto negro en el centro. Precioso. Mañana también será todo diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario